Los vehículos híbridos y eléctricos puros muestran muchas diferencias respecto a los vehículos con motor de combustión; tanto en la propulsión como en los frenos. Por ello, Liqui Moly ha desarrollado un nuevo líquido de frenos especial para vehículos de propulsión eléctrica, el DOT 5.1 EV.
En todos los vehículos, el líquido de frenos debe cambiarse en la mayoría de los casos cada dos años. David Kaiser, director del departamento de Investigación y Desarrollo de la firma, explica que “ahí se acaban las similitudes, ya que el perfil de requisitos que muestran los eléctricos es bastante diferente”.
Existen varias razones por las que los sistemas de frenado de los vehículos con accionamiento parcial o totalmente eléctrico son más exigentes. Kaiser afirma que “una de ellas es la protección anticorrosión. Dado que el motor eléctrico también funciona como freno y obtiene con ello energía para la batería, el sistema de frenado mecánico se utiliza con menos frecuencia. Esto provoca una corrosión puntual”. Los aditivos especiales contrarrestan este fenómeno.
El jefe de desarrollo de Liqui Moly explica que “sin embargo, esto no significa que un sistema de frenos en un vehículo eléctrico solo funcione con suavidad. Estos vehículos son, por lo general, más pesados que los vehículos de combustión y alcanzan rápidamente altas velocidades a las que, en caso de peligro, también deben frenarse bruscamente. De este modo, los frenos se calientan muy rápido. Los líquidos de frenos, como nuestros nuevos DOT 5.1 EV, deben funcionar incluso con el sistema de frenos muy calientes y, por lo tanto, requieren un punto de ebullición alto en seco y en húmedo”.
La tercera característica es que la conductividad de corriente sea lo más baja posible. Esto desempeña un papel importante cuando se instala un sistema eléctrico cerca del sistema de frenado y no se protege suficientemente de la electricidad. Al igual que ocurre con la carga inductiva inalámbrica del cepillo de dientes eléctrico o del teléfono móvil, en el sistema de frenado se pueden inducir tensiones eléctricas que pueden degradar el líquido de frenos o provocar corrosión.
La cuarta propiedad relevante es la viscosidad. “Al igual que con el aceite de motor, el comportamiento de flujo es decisivo para el rendimiento del líquido. Cuanto menor sea la viscosidad, más rápido se lubricará el motor. Un líquido de frenos de baja viscosidad transmite los impulsos de frenado en el sistema con mayor rapidez, los sistemas electrónicos de asistencia a la conducción como el ABS o el ESP funcionan mejor y son aún más sensibles”, afirma Kaiser.
Tanto para líquidos de frenos como para aceites de motor solo se debe utilizar lo que está permitido. Las homologaciones y las especificaciones son la medida de todas las cosas, explican desde la compañía. El líquido de frenos adecuado para cada vehículo está disponible en la Guía de Aceites de la marca y se puede consultar en su web.
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