¿A algún conductor de coche eléctrico o híbrido enchufable le pilló el apagón en plena recarga? Lo cierto es que la interrupción del suministro no debería afectar a la batería y a su estado, según la valoración experta de Aedive para Euromaster. De hecho, en el caso de que el suministro de la energía eléctrica de la red vuelva de forma repentina, los posibles picos de tensión que pueden producirse son absorbidos por los sistemas de protección que existen en las instalaciones eléctricas, dispositivos que están diseñados precisamente para evitar que una subida repentina de tensión dañe cualquier aparato conectado a la red y que son de obligada instalación.
Al hilo del apagón y de las baterías, Euromaster ha querido dar un paso más allá y analizar otras cuestiones clave que afectan a los conductores de vehículos eléctricos y las dudas e incertidumbres que genera el elemento más icónico de este coche o moto: la batería.
La mayoría se pueden cargar en una toma doméstica, aunque no es la forma más eficiente ni la más recomendable para el uso diario. La explicación es debido a la potencia limitada de las viviendas, ya que cargar un coche eléctrico requiere una transferencia de mucha energía durante un período prolongado y los cables domésticos y las protecciones eléctricas de una vivienda no siempre están diseñados para soportar esta demanda de forma segura y continua.
El usuario puede comprobar el estado de la batería mediante el indicador de salud de la batería, que se suele poder ver en el cuadro de instrumentos tras el volante. También se puede analizar cómo va evolucionando el nivel medio de autonomía o consultar la propia app que muchos fabricantes tienen para este cometido, donde de forma telemática se tiene acceso remoto a su estado.
Asimismo, los profesionales de los talleres también pueden hacer un diagnóstico a través del conector del OBDII, donde pueden ver voltajes de las celdas individuales, la temperatura, el estado de la carga, etc. En este sentido, Euromaster ya viene haciendo desde hace meses tests de certificación de salud de la batería, gracias a la colaboración con la empresa especializada Avilóo.
En general, no se pierde la garantía del coche eléctrico (incluida la batería), por llevarlo a revisar a un taller independiente que cumpla con los estándares de calidad del fabricante. En este sentido, hay que recordar que las legislaciones europea y española protegen el derecho de los consumidores a elegir dónde realizar el mantenimiento de sus vehículos sin que esto afecte a la garantía legal, siempre y cuando se sigan las especificaciones del fabricante. No obstante, ante posibles dudas, desde Euromaster se recomienda consultar el manual técnico del vehículo y los términos de la garantía para conocer las condiciones específicas.
La duración y la degradación de la batería dependen de varios factores. En primer lugar, las temperaturas extremas (periodos prolongados de temperaturas bajo cero o muchos días con olas de calor) pueden influir negativamente, un factor importante al que se suma los ciclos de carga y descarga y los hábitos a la hora de enchufarla para cargarla. Por otro lado, un estilo de conducción excesivamente deportivo (con fuertes aceleraciones y frenadas) y el uso de sistemas auxiliares, como el sistema de info-entretenimiento aumentan o disminuyen la demanda de la batería.
Se estima generalmente entre 8 y 15 años o entre 160.000 y 300.000 kilómetros. Lo cierto es que la batería de un coche eléctrico no se cambia con una frecuencia fija como el aceite de un motor de combustión. Su reemplazo depende principalmente del tiempo y del uso. De esta forma, con un cuidado y un mantenimiento adecuados, la batería de un coche eléctrico puede durar muchos años, incluso toda la vida útil del vehículo.
Depende de la marca y del modelo del coche, tamaño o capacidad de la batería (en kWh), proveedor o si técnicamente, en su estructura interna, pueden cambiarse sus módulos o si se puede reacondicionar. Respecto al coste medio del cambio de una batería, rondaría entre los 5.000 y los 7.000 euros, aunque algunos modelos llegan a los 20.000 euros.
El principal es la capacidad de la batería, que se puede considerar como la de un tanque de combustible que se mide en litros. Otro factor clave es el grado de eficiencia del vehículo, es decir, el consumo de energía (que se suele medir en kWh/100 km) que sería el equivalente al consumo de combustible (que se mide en litros cada 100 km). Asimismo, el estilo de conducción, la velocidad, la orografía del terreno, las condiciones climáticas, el número de personas que viaja habitualmente en el vehículo, el nivel de carga en el maletero y la correcta y óptima presión de los neumáticos son también factores determinantes para la autonomía.
Las cargas lentas son generalmente las más idóneas y recomendables para la durabilidad de la batería de un coche eléctrico. Por su parte, las rápidas, especialmente las de alta potencia (supercargadores), generan más calor en la batería debido a la gran cantidad de energía que se transfiere en poco tiempo y a la velocidad a la que los iones de litio se insertan y extraen de los electrodos durante la carga rápida, lo que puede generar un “estrés” en la estructura interna de la batería.
En este sentido, desde Euromaster se recomiendan los siguientes consejos para aumentar la durabilidad de la batería: priorizar la carga lenta siempre que sea posible, mantener el nivel de carga de la batería entre el 20% y el 80% la mayor parte del tiempo, limitar el uso de la carga rápida a cuando sea realmente necesario en viajes y evitar exponer el coche a temperaturas extremas (mucho frío o mucho calor) durante períodos prolongados.
Si un usuario de coche eléctrico se queda tirado porque se ha agotado la batería, la Guardia Civil de Tráfico le puede multar. De hecho, el artículo 90 de la Ley de Tráfico especifica que "la parada o el estacionamiento de un vehículo en vías interurbanas deberá efectuarse siempre fuera de la calzada, en el lado derecho de ésta y dejando libre la parte transitable del arcén". Es decir, si un coche se ha quedado parado en medio de la vía o de forma insegura, su conductor puede recibir una multa de 200 euros (sin pérdida de puntos en el carné de conducir) por estacionamiento indebido.
La batería de un coche eléctrico y la de un híbrido enchufable no son iguales, aunque muchas de las que hay en el mercado comparten la tecnología de iones de litio. Existen diferencias clave, ya que la batería de un coche eléctrico (BEV) tiene mayor capacidad, suele ser de mayor tamaño y peso -debido a que es la única fuente de energía del vehículo-, además de que sólo se pueden cargar de forma externa y pueden soportar cargas y descargas más profundas.
Por su parte, la batería de un híbrido enchufable (PHEV), tiene menor capacidad, menor tamaño y peso y se carga de forma externa o a través de la frenada regenerativa. Este tipo de baterías tienden a aguantar ciclos de carga y descarga menos profundos.
Actualmente, las baterías de los coches eléctricos ya se están reciclando. El proceso de reciclaje es más complejo que el de las baterías de plomo-ácido convencionales, debido a la variedad de materiales que contienen (litio, cobalto, níquel, manganeso, etc.) y a la necesidad de manipularlas de forma segura debido a su carga residual y al potencial de inflamabilidad.
Asimismo, estas baterías también pueden contaminar debido al impacto de la extracción de sus materiales internos, al proceso de fabricación de la misma y la gestión al final de su vida útil. Por todo ello, si las baterías no se gestionan adecuadamente al final de su vida útil (es decir, no se reutilizan ni se reciclan), pueden convertirse en residuos peligrosos y contaminar el suelo y el agua.
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