Nuevo limpiador Safetykleen “Kleencut” para eliminar las impurezas del refrigerante

Safetykleen lanza “Kleencut”, una herramienta diseñada con el objetivo de eliminar las impurezas y la suciedad de la taladrina, el refrigerante mayormente utilizado en la industria del mecanizado con arranque de viruta.

Desde la introducción del sistema de limpieza de taladrinas de Safetykleen en España en el 2009, la aceptación del mercado ha sido muy alta, valorando, fundamentalmente, la mejora de las condiciones en el entorno laboral.

El objeto de la taladrina es enfriar el corte y lubricar las piezas para que el corte sea más suave, consiguiendo mayor durabilidad de las herramientas y una mejor calidad de la superficie de las piezas mecanizadas. Además, arrastra las virutas o limaduras del corte de la herramienta y evita óxidos por su naturaleza aceitosa.

Las taladrinas normalmente contienen un 95% de agua y 5% de solución oleosa. Existen distintos tipos de taladrinas específicas para cada tipo de material. Dependiendo de éste, se puede obtener un acabado más o menos brillante, y más o menos suave. Existen también taladrinas universales que se utilizan normalmente cuando se trabaja con diferentes materiales, que suele ser lo habitual.

En los equipos de mecanizado, la taladrina se vierte en los depósitos de acumulación de cada máquina, desde donde se bombea hasta el punto de contacto entre la pieza y la herramienta para, posteriormente, ser recirculados al depósito. En este proceso, una parte importante de la taladrina se evapora, parte se pierde en derrames o salpicaduras y una pequeña parte se arrastra con las virutas, por lo que se hace imprescindible el llenado constante del depósito hasta que, de forma periódica, se vacía para su limpieza. La periodicidad de la limpieza de los depósitos suele ser semestral, coincidiendo con las paradas de producción que se producen durante las vacaciones.

Con el paso del tiempo, las propiedades de las taladrinas van desapareciendo (fenómeno conocido como “stress mecánico”), a la vez que aparecen una serie de contaminantes externos físicos y biológicos, que reducen aún más sus propiedades y rendimientos. Los principales contaminantes son los aceites externos procedentes de fugas de los circuitos hidráulicos y de engrase, partículas sólidas metálicas resultantes del proceso de mecanizado, microorganismos, restos de trapos de limpieza, polvo ambiental, etc.

Los efectos de una taladrina contaminada, son numerosos, entre los que se encuentran: la producción de humo en el ambiente originado por el contacto del aceite en la piezas a alta temperatura; malos olores producidos por las bacterias anaerobias que crecen en la taladrina bajo la capa de aceite que actúa de aislante evitando la oxigenación y produciendo un proceso de “putrefacción”; desgaste de herramientas por reducción de la lubricación, mal acabado de las piezas; acumulación de grasa y aceite que decanta en los depósitos de los centros de mecanizado; y problemas de salud tales como irritación de la piel, asma y otros problemas respiratorios, cefaleas y mareos. Es imprescindible, por lo tanto, mantener la taladrina en un estado de máxima eficacia para que realice su función adecuadamente.