Los lubricantes con bajo grado de viscosidad, decisivos en la protección del medio ambiente

Los lubricantes Castrol con un bajo grado de viscosidad han logrado evitar la emisión de 5,26 millones de toneladas de CO2 entre 2005 y 2014, cifra que equivale a casi el triple de la cantidad de CO2 emitida por todos los vuelos que aterrizan y despegan desde el Aeropuerto de Heathrow (Londres, Reino Unido) en un año. Si todos los fabricantes empleasen un lubricante con menor grado de viscosidad (0W-20), las emisiones de CO2 se reducirían en 16,9 millones toneladas entre 2015 y 2024.

Así se desprende de un estudio de Castrol Professional en el que, teniendo en cuenta variables como el número de vehículos, el consumo de combustible y las ventas de lubricantes, se cuantifica el impacto ambiental de su lubricante. La investigación se ha centrado en analizar el efecto de los cambios producidos en la viscosidad de sus aceites de motor comercializados durante los últimos diez años (de 2004 a 2014) en Estados Unidos y Reino Unido, dos de sus principales mercados mundiales.

Según la compañía, cada litro de Castrol Professional logra neutralizar 2 kg de CO2. De este modo, tomando en consideración las cifras de ventas a nivel global, los lubricantes Castrol han logrado neutralizar 250.000 toneladas de CO2 en el año 2014, y se estima que esta cifra pueda ascender a las 500.000 toneladas durante 2015.

Las cada vez más estrictas obligaciones legales hacen que la industria de la automoción esté obligada a reducir las emisiones de C02, motivo por el cual Castrol Professional, que comercializa en exclusiva sólo en concesionarios oficiales, trabaja junto a los fabricantes para desarrollar lubricantes que contribuyan a lograr un consumo de combustible más eficiente. Así, los lubricantes de la marca cuentan con ingredientes como el Titanio reforzado con FST, que logran reducir la fricción entre superficies metálicas, logrando así un menor consumo de carburante y, por tanto, produciendo menor contaminación.